El tenso ambiente que vivía el Real Madrid marcaba antesala del
partido entre el conjunto merengue y el Manchester City. Las incendiarios
declaraciones de José Mourinho tuvieron gran impacto en el madridismo lo que
generaba gran expectativa por saber cómo iba a responder el equipo ante su
técnico y ante una afición bastante preocupada por el paupérrimo inicio de liga
que los tiene a ocho puntos del Barcelona. Este enrevesado escenario hizo que
los focos de atención no estuvieran en el partido propiamente tal, sino en
cosas ajenas a la cancha de fútbol.
La pomposa salida de los equipos al compás del himno de la
Champions era indicaba el comienzo del torneo de clubes con mayor impacto a
nivel mundial. Es al menos curioso que el himno de la Champions esté formado
por un popurrí de idiomas, pero no incluya al español, aun cuando los equipos
de ese país han conseguido, en conjunto, 14 títulos de Champions. Siguiendo con
el partido, el Real Madrid saltaba a la cancha con un tridente en mediocampo
conformado por Xavi Alonso, Khedira y Essien, que hacía pensar más en la
destrucción que en la producción de juego, y con Higuaín y Cristiano Ronaldo
como delanteros netos. Pero la gran sorpresa fue la ausencia del 11 estelar de Sergio
Ramos, quien tuvo que mirar desde el banco como Varane ocupaba su lugar. Por su
parte el City, anunciaba a Carlos Tévez como único punta y un mediocampo
bastante poblado. Así se daba el pitazo inicial y comenzaba el duelo más atractivo
que ofrecía la Champions en esta jornada. En los primeros 5 minutos el Madrid
manejaba la pelota con comodidad y no tenía mayores problemas para encontrar a
su gran figura, Cristiano Ronaldo, para que generara peligro con sus remates,
mientras el City se veía en extremo nervioso y era absolutamente incapaz de
manejar la pelota, perdiéndola sin ejecutar 3 pases seguidos y no muy lejos de
la portería de Joe Hart, quien a los 7 minutos estuvo magnifico para ganar un
mano a mano ante Ronaldo tras una rápida transición del Madrid desde campo
propio. Con el pasar de los minutos el City manejaba la pelota con algo más de
aplomo, pero seguía con su planteamiento timorato y dejaba jugar a un Real
Madrid que era superior, pero no encontraba los caminos para llegar articuladamente
al arco de Hart. Khedira y Essien tenían
problemas para hacer circular el balón en campo ofensivo, por lo que el Real
Madrid buscaba rápidamente a Ronaldo cuando se hacía de la pelota; el portugués
estaba encendido y en 20 minutos convertía en la figura del partido a Joe Hart,
que a esas alturas no solo había ahogado el grito de gol en el portugués, sino
que también en Gonzalo Higuaín, que vio frustrada su opción de gol ante un gran
achique del portero de los citizens. Maicon, reciente contración del City, no podía
marcar a Ronaldo y además sufría el dos-uno cuando Marcelo avanzaba por la
orilla. Pero el juego del Madrid se iba diluyendo junto a la baja de nivel de sus estrellas, quienes
intentaban desnivelar por su cuenta, pero desordenadamente. Se cumplían 30
minutos de partidos y el City no había pateado el arco y rara vez pasaba la
mitad de la cancha con balón dominado, pero había conseguido acomodarse un poco
más en el césped del Santiago Bernabéu; el Madrid ya no llegaba con tanta
frecuencia ni merodeaba tan cerca del arco de Hart. A los 39 Higuaín desvía su
remate en área chica tras un centro de Arbelo y a los 41 un remate de Di María
pasaba relativamente cerca del arco y eso fue todo el primer tiempo. En
resumen, un Madrid que dominó y gozó de la posesión del balón sin discusión y
que vivió su mejor momento en los primeros 20 minutos cuando su gran estrella,
Cristiano Ronaldo, estaba muy activo y lograba desequilibrar por el sector
izquierdo. Por su parte, el City proponía un planteo muy defensivo, esperando
que Tévez ganará algún mano a mano contra toda la defensa madridista. Bastante
difícil y de hecho Tévez nunca pudo disponer de una situación clara de gol, al
igual que sus compañeros. El city solo insinuó algo con alguna escapada de Yayá
Touré, que con su impresionate tranco se montaba rivales al hombro sin mayores
inconvenientes. Muy poco para un equipo
que ha gastado gigantescas cantidades de dinero para reforzar su plantilla y
que en el primer tiempo tuvo en Hart a su salvador y ni siquiera se asomó al
arco de Casillas.
El inicio de los segundos 45 minutos fue una extensión de
los últimos pasajes del primer tiempo, es decir, un juego abúlico en el que
ambos equipos luchaban en mediocampo careciendo de claridad a la hora de crear
juego. Mancini decidía sacar a Silva para hacer a Edin Dzeko. Mientras Silva se
dirigía a la orilla del campo para abandonarlo, el Bernabéu le brindó un
respetuoso aplauso, un hecho laudable y que era el reconocimiento a un jugador
que ha sabido brindar alegrías a su país vistiendo la camiseta de la selección
española. Mientras tanto el partido seguía en lo mismo, ante lo cual Mourinho
decide sacar a Essien para poner a Ozil, un cambio que el equipo merengue
necesitaba pues más que luchar necesitaba crear situaciones de gol y no solo
depender de arrestos individuales. El Madrid mejora con el ingreso del alemán,
pero al minuto 68 un contragolpe originado y conducido magistralmente por Touré
termina con Dzeko convirtiendo el 1-0. Primera llegada del City en todo el partido
y convierte, Mancini seguramente no daba más de alegría, pues su timorato
planteamiento le entregaba una inmerecida victoria. Mourinho reaccionó
rápidamente haciendo ingresar a Benzema y Modric por Higuaín y Khedira
respectivamente. El gol y el consiguiente apuro del Madrid, hicieron que el
City se animara y se acercara al arco del Madrid, pero llegaría el empate del
Madrid. Marcelo encontraría el gol tras su tercer remate de media distancia y
que se desvió ligeramente en Barry, pero lo suficiente como para vencer a Hurt.
Corría el minuto 72 y el panorama era muy distinto, ambos equipos tenían
disposiciones distintas a las que presentaron en el inicio del partido. Los
ingresos del Madrid le dieron mayor fluidez a su juego en los últimos metros de
la cancha y el City ya no estaba metido tan atrás y se atrevía a poner
jugadores en campo del Madrid. Una falta sobre Zabaleta en el sector derecho
del Madrid propició un tiro libro que la mayoría esperaba que terminara en centro,
pero Kolarov ejecutó un tiro que tras dar un bote se coló en el marco de Iker
Casillas. Era el minuto 85 y algunos pensaron que el partido estaba sellado,
pero nunca puedes suponer que el partido está sellado cuando la ventaja es
mínima, el rival tiene grandes jugadores y tu juego no es lo suficiente sólido.
El Madrid así lo entendió y apeló a su intrínseca tradición copera y empató rápidamente, al minuto 86, con una
gran jugada de Benzema quien controló, giró y remató colocando la pelota abajo
lejos del alcance de Hart. Aun quedaba tiempo y el Madrid tenía nuevos bríos y
quería la victoria; y la encontraría mediante Cristiano Ronaldo, quien otra vez
salvaba el partido para los merengues merced a una jugada por el sector
izquierdo en la cual se acomoda para sacar un remate cruzado, que conto con la
ayuda de Kompany quien se agachó y confundió al arquero. Era el final el Madrid
había ganado unos de esos partidos que los aficionados y los propios jugadores
disfrutan el doble, pues saben que para obtenerlo han debido dar muestra de
tenacidad y esfuerzo. Las cosas se disfrutan más cuando cuestas, dicen por ahí
y el Madrid hoy puede dar fe de ello.
El Real Madrid nunca ha perdido el primer partido de
Champions jugando en casa y hoy no fue la excepción, aunque estuvo bastante
cerca. Los dirigidos por Mourinho demostraron que su principal problema no pasa
no por la actitud o el estado físico, sino porque no posee un fondo
futbolístico lo suficientemente sólido; independiente de que haya ganado el
partido, el Madrid demostró que tiene una gran dependencia de sus individualidades
y cuando están no están a gran nivel al Madrid le cuesta encontrar herramientas
para funcionar como un equipo en el apartado ofensivo. En el Manchester
City más que preguntarse porque les
hicieron 2 goles en 3 minutos o por qué no pudieron aguantar el resultado,
debería preguntarse qué tan sustentable es gastar millones y millones de euros
para formar una plantilla de lujo, pero que en el fondo no tiene una identidad
definida y que varía radicalmente su disposición en relación al rival que tiene
enfrente.
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