El día jueves 20 de Diciembre el plantel profesional de Colo-Colo estaba citado para comenzar con los trabajos de pretemporada y uno que se presentó con traje de incertidumbre fue Luis Mena. El “3” terminó su contrato a fines de este año y espera una oferta de la concesionaria que administra el club para prolongar su estadía en el club que lo vio nacer como jugador profesional. El jugador no ha demostrado interés en asunto pecuniarios relativos a su contrato, a él lo que le interesa es la duración del mismo y esa ha sido la traba para asegurar su renovación, procedimiento que no debería haberse extendido tanto en el tiempo debido a la voluntad de Mena y varias razones; Mena fue titular en la mayoría de los partidos disputados en el pasado campeonato de Clausura, rindiendo a buen nivel, llegando a ser elegido como uno de los mejores defensas por la revista El Gráfico; es el capitán del equipo, erigiéndose no solo como el referente dentro de la cancha, sino que también fuera de ella, ya que su seriedad, generosidad, lealtad, perseverancia profesionalidad y esfuerzo lo convierte en el arquetipo de espíritu que debería tener un jugador del club creado por David Arellano. Siguiendo esa línea, el mismo David Arellano creó los 7 mandamientos del club, algo así como el manual de buena conducta, que todos los jugadores y representantes de la institución deben cumplir. Estos son:
Primero: Asistir sin aviso y sin necesidad de citación especial alguna a todos los entrenamientos, reuniones y compromisos del club.
Segundo: Mantener un comportamiento ejemplar en todos los lances, especialmente en lo que se refiere al arbitro y a sus decisiones.
Tercero: Considerar siempre al contendor como el más temible de los adversarios que se haya presentado y desarrollar el máximo de juego ante el.
Cuarto: Cuidar en toda oportunidad de la correcta y uniforme presentación del equipo.
Quinto: Mantener en la fila una férrea disciplina, a la vez que una amistad sincera a toda prueba.
Sexto: Desterrar por completo el egoísmo, tan funesto en los deportes colectivos y especialmente el fútbol.
Séptimo: Tener el ánimo completamente preparado para recibir victorias, empates o derrotas.
Segundo: Mantener un comportamiento ejemplar en todos los lances, especialmente en lo que se refiere al arbitro y a sus decisiones.
Tercero: Considerar siempre al contendor como el más temible de los adversarios que se haya presentado y desarrollar el máximo de juego ante el.
Cuarto: Cuidar en toda oportunidad de la correcta y uniforme presentación del equipo.
Quinto: Mantener en la fila una férrea disciplina, a la vez que una amistad sincera a toda prueba.
Sexto: Desterrar por completo el egoísmo, tan funesto en los deportes colectivos y especialmente el fútbol.
Séptimo: Tener el ánimo completamente preparado para recibir victorias, empates o derrotas.
Analizando cada uno de estos mandamientos, podemos notar que Luis Mena ha cumplido ha cabalidad con cada uno de ellos, demostrando siempre su verdadero amor hacia la institución dando lo mejor de si en cada instancia. Mena no es el mejor central, está muy lejos de ser el peor, pero parece que siempre necesita demostrarle a un público eternamente dudoso sus condiciones como jugador. También a dirigentes que evalúan, con un criterio al menos “extraño” para mí, su rendimiento en el club. A pesar de todas las alegrías que ha vivido en Colo-Colo, Mena también ha conocido la ingratitud desde el comienzo de su carrera en el club, pues la imagen de un hombre con su fenotipo resultaba atípica para algunos memos que se denominan hinchas del club, quienes lo consideraban como no apto para representar el espíritu del club por ser un muchacho rubio, de ojos azules, el típico estereotipo de niñito rico. Esas son estupideces y demuestran la pobreza interior de algunas personas; Luis Mena puede representar a Colo-Colo porque lo ama como el que más.
Tampoco podemos olvidar la ya popular frase: “siempre termina jugando Lucho Mena” y es verdad, ya sea por los malos rendimientos de jugadores que nunca debieron vestir la camiseta de Colo-Colo o por alguna lesión, Mena siempre ha gozado de muchos minutos y ha sabido cumplir. No siempre ha sido titular, pero siempre ha aportado. Luis Mena tal vez sea ese tipo de personas que valoramos cuando no están y que ignoramos su presencia y valía cuando debemos hacerlo.
A Mena, el pueblo colocolino debe agradecerle y respetarle ahora por todo lo que le ha dado y no cuando sea demasiado tarde, como es la costumbre en este país.
A día de hoy el asunto contractual no está absolutamente cerrado debido a que los regentes del club son, esencialmente, unos necios que someten a una humillación a unos de los grandes ídolos del club popular, pero sin importar como termine esta situación, ojalá termine bien, el querido y entrañable “Luchito” Mena se ganó con sangre, sudor y lágrimas la calificación de ídolo.