martes, 31 de julio de 2012

Matías Fernández, el crá.


Un 10 de Julio del año 2003 hacía su debut en el fútbol profesional Matías Ariel Fernández Fernández, un tímido chiquillo mostraba sus primeros regates; esos mismos regates lo llevarían a convertirse en uno de los jugadores más destacados que ha producido esta angosta faja de tierra llamada Chile.
Nacido en el barrio de Caballito, en el gran Bs. As., llega a Chile a temprana edad con su familia para instalarse en La Calera, V región. Sus vecinos y amigos del barrio tuvieron el privilegio de ver sus primeros pases al callo y goles, aquellos que con el transcurso del tiempo traerían alegría a todo un pueblo. Con poca edad demostraba que su capacidad para jugar a la pelotita no era común y esto fue notado por veedores de Colo-Colo, quienes, embelesados por la capacidad futbolística del muchachito de pocas palabra, lo llevaron al estadio Monumental para enrolarlo en las series inferiores, por ese entonces Matías tenía 12 años y se despedía de todo lo que conocía en su apacible Calera para iniciar su camino al fútbol de elite en Santiago. El camino fue pedregoso en sus comienzos, para ningún niño de 12 años es fácil dejar a su querida familia para pasar a vivir solo en una pensión, abandonar su lugar de pertenencia para pasar a la vorágine santiaguina. Muchas veces, con lágrimas en los ojos, Matías clamó para volver a Calera y así regocijarse con su familia. En esos difíciles momentos el cariño de la dueña de la pensión, que hizo las veces de mamá adoptiva, y de la gente de Colo-Colo ayudaron a que Matías logrará estabilizarse y así plasmar en cancha su talento tan único. Categoría a categoría fue avanzando hasta llegar al primer equipo, no sin una pechada mochila de esperanzas ajenas que perturbaría a cualquiera, más a un imberbe adolescente, pero ya todos sabían de su capacidad y debió cargar con el mote de “nueva joyita” del club. Pero  la incipiente estrella debía mostrar sus pergaminos, donde vale, en la cancha, donde poco a poco hacía creer a todos que no sería uno más, de esa manera, su explosión definitiva se produjo el 2006, de la mano de Claudio Borghi y un séquito de grandes figuras como Suazo, Riffo, Vidal, Sánchez, etc. Matías se convirtió en una fulgurante expresión futbolística, que encandiló a todo un continente con un variadísimo repertorio que incluía habilitaciones sin mirar, golazos de todo tipo y una amplia gama de amagues que dejaban por el suelo a sus marcadores. Ese año Matías se coronó campeón de los torneos Apertura y Clausura, además llegó a la final de la Copa Sudamericana, copa en la que comentaristas argentinos no podían creer lo que Fernández hacía en la cancha, con jugadas inolvidables, como el pase-gol de rabona a Suazo, los golazos de tiro libre o la apilada en la línea de banda de jugadores del Toluca que no podían hurtarle el balón y ante todo eso, sólo cabía una definición: “Este chico es crá, pero es crá eh”. A final de año la Conmebol lo distinguió como el mejor futbolista de América. El “pelusa” se encontraba en el pináculo de su corta carrera y numerosos clubes de Europa tocaban a la puerta para contratar sus servicios. Finalmente el Villareal ganó la puja por el mediapunta y así Matías empezada sus aventuras en el viejo continente.
En España esperaban ansiosos al “pelusa”, que arribaba a la Madre patria con el título del mejor jugador de América y , gracias al avance de las comunicaciones, sus actuaciones habían sido vistas y generaban gran ilusión entre la hinchada del submarino amarillo. El debut ante Valencia en El Madrigal fue prometedor, ya que se vio a un Matías lleno de entusiamo y descaro, llegando incluso a mostrar el más famoso de sus trucos: la mati-rabona. Lamentablemente la ilusión se diluyó a medida que el tiempo transcurría y Matías no lograba demostrar en canchas hispanas el nivel que deslumbró a todos los fanáticos del buen fútbol. La verdad es que Matías nunca se sintió a gusto en el dibujo táctico de Manuel Pellegrini, que lo hacía jugar asfixiado contra una orilla y, peor aún, le daba pocos minutos para demostrar su valía, lo que acrecentaba la irregularidad de Matías, quien ocasionalmente anotaba, ocasionalmente tenía un buen partido, pero eso no es suficiente para un jugador llamado a ser figura y tras dos años y medio en el Villareal, con 91 partidos jugados y 7 goles, Matías dejó a la escuadra española para ir a probar suerte a tierras lusas, con la camiseta del Sporting de Lisboa. Con la llegada al Sporting Matías fue, paulatinamente, recuperando la confianza en sí mismo y el nivel que todos le conocía. Fue transformándose en uno de los mejores jugadores del equipo y en uno de los jugadores más queridos por la afición. Pero el Sporting vivía momentos de inestabilidad en todos sus ámbitos; dirigencial, futbolístico y económico, que, obviamente, confabularon en la construcción de un buen equipo. A pesar de eso Matías logró disputar con los Leones la final de la copa de Portugal y las semifinales de la Europe League, ambas en el año 2012.
Cuando Matías llevaba con suerte 6 meses en Villareal, Marcelo Bielsa era anunciado como nuevo seleccionador  nacional, una nueva era pletórica de alegrías se acercaba para la selección chilena. A poco andar Matías fue transformándose en uno de los jugadores más apreciados por Bielsa debido a su bajo perfil, profesionalidad y, por sobre todo, la capacidad que tenía para conducir al equipo dentro del rectángulo verde. “Su pegada es de súper crack” afirmó Bielsa en la previa de la gira europea que daría comienzo a su ciclo en la selección de Chile, con Matías como titular y protagonista, condición que solo perdió, ocasionalmente, por lesiones, ya que Bielsa siempre respaldó el trabajo de Matigol aún cuando tenía pocos minutos de juego en Villareal y su confianza no estaba en lo más alto. Matías era clave para llevar a cabo las estratagemas del rosarino, actuando como un verdadero jugador de rol, aunque su trabajo no era del todo entendido y valorado por el vulgo. Fue uno de los jugadores que más minutos disputó durante el mandato del rosarino con 2035 minutos aportando 4 goles, llevándose el peso de las clasificatorias y disputando 2 partidos en el Mundial de Sudáfrica. Después de líos diligénciales Bielsa abandonó el cargo de seleccionador y asumió Claudio Daniel Borghi, el mismo que supo sacar la mejor versión futbolística de Matías Fernández.
Hace poco se confirmó su llegada a la Fiorentina lo que implica su regreso a la vanguardia del fútbol mundial y una nueva oportunidad de demostrarle al mundo entero lo que sabe hacer con una pelotita en los pies.