Un 10 de Julio del año 2003 hacía su debut en el fútbol
profesional Matías Ariel Fernández Fernández, un tímido chiquillo mostraba sus
primeros regates; esos mismos regates lo llevarían a convertirse en uno de los
jugadores más destacados que ha producido esta angosta faja de tierra llamada
Chile.
Nacido en el barrio de Caballito, en el gran Bs. As., llega
a Chile a temprana edad con su familia para instalarse en La Calera, V región.
Sus vecinos y amigos del barrio tuvieron el privilegio de ver sus primeros
pases al callo y goles, aquellos que con el transcurso del tiempo traerían
alegría a todo un pueblo. Con poca edad demostraba que su capacidad para jugar
a la pelotita no era común y esto fue notado por veedores de Colo-Colo,
quienes, embelesados por la capacidad futbolística del muchachito de pocas
palabra, lo llevaron al estadio Monumental para enrolarlo en las series
inferiores, por ese entonces Matías tenía 12 años y se despedía de todo lo que
conocía en su apacible Calera para iniciar su camino al fútbol de elite en
Santiago. El camino fue pedregoso en sus comienzos, para ningún niño de 12 años
es fácil dejar a su querida familia para pasar a vivir solo en una pensión,
abandonar su lugar de pertenencia para pasar a la vorágine santiaguina. Muchas
veces, con lágrimas en los ojos, Matías clamó para volver a Calera y así
regocijarse con su familia. En esos difíciles momentos el cariño de la dueña de
la pensión, que hizo las veces de mamá adoptiva, y de la gente de Colo-Colo
ayudaron a que Matías logrará estabilizarse y así plasmar en cancha su talento
tan único. Categoría a categoría fue avanzando hasta llegar al primer equipo,
no sin una pechada mochila de esperanzas ajenas que perturbaría a cualquiera,
más a un imberbe adolescente, pero ya todos sabían de su capacidad y debió
cargar con el mote de “nueva joyita” del club. Pero la incipiente estrella debía mostrar sus
pergaminos, donde vale, en la cancha, donde poco a poco hacía creer a todos que
no sería uno más, de esa manera, su explosión definitiva se produjo el 2006, de
la mano de Claudio Borghi y un séquito de grandes figuras como Suazo, Riffo,
Vidal, Sánchez, etc. Matías se convirtió en una fulgurante expresión
futbolística, que encandiló a todo un continente con un variadísimo repertorio
que incluía habilitaciones sin mirar, golazos de todo tipo y una amplia gama de
amagues que dejaban por el suelo a sus marcadores. Ese año Matías se coronó
campeón de los torneos Apertura y Clausura, además llegó a la final de la Copa
Sudamericana, copa en la que comentaristas argentinos no podían creer lo que
Fernández hacía en la cancha, con jugadas inolvidables, como el pase-gol de
rabona a Suazo, los golazos de tiro libre o la apilada en la línea de banda de
jugadores del Toluca que no podían hurtarle el balón y ante todo eso, sólo
cabía una definición: “Este chico es crá, pero es crá eh”. A final de año la
Conmebol lo distinguió como el mejor futbolista de América. El “pelusa” se
encontraba en el pináculo de su corta carrera y numerosos clubes de Europa
tocaban a la puerta para contratar sus servicios. Finalmente el Villareal ganó
la puja por el mediapunta y así Matías empezada sus aventuras en el viejo
continente.
En España esperaban ansiosos al “pelusa”, que arribaba a la
Madre patria con el título del mejor jugador de América y , gracias al avance
de las comunicaciones, sus actuaciones habían sido vistas y generaban gran
ilusión entre la hinchada del submarino amarillo. El debut ante Valencia en El
Madrigal fue prometedor, ya que se vio a un Matías lleno de entusiamo y
descaro, llegando incluso a mostrar el más famoso de sus trucos: la
mati-rabona. Lamentablemente la ilusión se diluyó a medida que el tiempo
transcurría y Matías no lograba demostrar en canchas hispanas el nivel que
deslumbró a todos los fanáticos del buen fútbol. La verdad es que Matías nunca
se sintió a gusto en el dibujo táctico de Manuel Pellegrini, que lo hacía jugar
asfixiado contra una orilla y, peor aún, le daba pocos minutos para demostrar
su valía, lo que acrecentaba la irregularidad de Matías, quien ocasionalmente
anotaba, ocasionalmente tenía un buen partido, pero eso no es suficiente para
un jugador llamado a ser figura y tras dos años y medio en el Villareal, con 91
partidos jugados y 7 goles, Matías dejó a la escuadra española para ir a probar
suerte a tierras lusas, con la camiseta del Sporting de Lisboa. Con la llegada
al Sporting Matías fue, paulatinamente, recuperando la confianza en sí mismo y
el nivel que todos le conocía. Fue transformándose en uno de los mejores
jugadores del equipo y en uno de los jugadores más queridos por la afición.
Pero el Sporting vivía momentos de inestabilidad en todos sus ámbitos;
dirigencial, futbolístico y económico, que, obviamente, confabularon en la
construcción de un buen equipo. A pesar de eso Matías logró disputar con los
Leones la final de la copa de Portugal y las semifinales de la Europe League,
ambas en el año 2012.
Cuando Matías llevaba con suerte 6 meses en Villareal,
Marcelo Bielsa era anunciado como nuevo seleccionador nacional, una nueva era pletórica de alegrías
se acercaba para la selección chilena. A poco andar Matías fue transformándose
en uno de los jugadores más apreciados por Bielsa debido a su bajo perfil,
profesionalidad y, por sobre todo, la capacidad que tenía para conducir al equipo
dentro del rectángulo verde. “Su pegada es de súper crack” afirmó Bielsa en la
previa de la gira europea que daría comienzo a su ciclo en la selección de
Chile, con Matías como titular y protagonista, condición que solo perdió,
ocasionalmente, por lesiones, ya que Bielsa siempre respaldó el trabajo de
Matigol aún cuando tenía pocos minutos de juego en Villareal y su confianza no
estaba en lo más alto. Matías era clave para llevar a cabo las estratagemas del
rosarino, actuando como un verdadero jugador de rol, aunque su trabajo no era
del todo entendido y valorado por el vulgo. Fue uno de los jugadores que más
minutos disputó durante el mandato del rosarino con 2035 minutos aportando 4
goles, llevándose el peso de las clasificatorias y disputando 2 partidos en el
Mundial de Sudáfrica. Después de líos diligénciales Bielsa abandonó el cargo de
seleccionador y asumió Claudio Daniel Borghi, el mismo que supo sacar la mejor
versión futbolística de Matías Fernández.
Hace poco se confirmó su llegada a la Fiorentina lo que
implica su regreso a la vanguardia del fútbol mundial y una nueva oportunidad
de demostrarle al mundo entero lo que sabe hacer con una pelotita en los pies.